miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Capilla de los Junterones

La Capilla de los Junterones desde el exterior, en 1955.

Este mes de diciembre, el Museo de la Catedral oferta sus visitas temáticas de los sábados en torno a la Capilla de los Junterones de la Catedral, uno de los símbolos del Renacimiento murciano, que se podrá visitar concertando cita previamente.

El dueño de tal construcción fue el religioso del siglo XVI, Rodríguez Gil de Junterón. Este combinaba sus cargos en el Reino de Murcia (como el de Arcediano de Lorca) con su desempeño a las órdenes del papa Julio II como Protonotario Apostólico, un alto cargo entre los prelados de la Curia. Es esta una época de gran desarrollo artístico en las brillantes ciudades italianas, prueba de ello es que este papa “guerrero” (apodado así por sus conflictos con los Borgia) impulsó las nuevas obras de la Basílica de San Pedro y fue el mecenas de artistas tales como Miguel Ángel Buonarroti (encargado del proyecto de San Pedro) y Rafael Sanzio, siendo este último autor del retrato del papa que puede verse junto a estas líneas.

Junterón solicitaría en 1525 el permiso al Cabildo para construir su capilla en un solar anexo a la catedral, de su propiedad, creando un cuerpo diferenciado pero adyacente a esta. Sobre la autoría del proyecto se manejan varias hipótesis, algunas de las cuales pasan por una influencia romana en sus planos. Sin embargo, la opción más plausible parece ser la de que lo realizó el arquitecto y escultor Jerónimo Quijano. Este tomaría en 1526 el cargo de Gran de Obras de la Catedral, por lo que a su desempeño de casi cuatro décadas se le debe la sacristía de la misma y el segundo cuerpo de la torre.

La misma entrada de la Capilla desde el interior anuncia ya el nivel arquitectónico y escultórico al que se trabaja: recibe al visitante un arco del triunfo soportado sobre capiteles jónicos, en cuya clave se encuentra el escudo de armas del papa Julio II y, a ambos lados, el de la familia de Junterón. Si se levanta la vista del suelo tras leer el mensaje grabado “Aquí viene a parar la vida”, se verá una construcción articulada en dos cuerpos, el primero de los cuales es un espacio cuadrangular cubierto por dos cúpulas. La segunda instancia, que ejerce como presbiterio, ha sido muy estudiada y reconocida por el especial estilo de su bóveda, atribuida como el conjunto a Jerónimo Quijano.

Entre la profusa ornamentación de la capilla, pueden destacarse algunos alardes de técnica escultórica, como el retablo que, enmarcado en dos arcos de medio punto, presenta multitud de motivos labrados: mascarones, escudos, bustos, armaduras, etc, que alejan el horror vacui. Otras obras interesantes son el relieve de la Natividad (sus ángeles y pastores en adoración son atribuidos también al propio Quijano) o el conjunto de estatuas de Isaías, San Juan Bautista y las Sibilas entre fustes (con unas estrías helicoidales de inspiración italiana) esculpido por Pedro del Monte en 1592.

Bóveda de la Capilla, con los retablos ornamentados.

Como ya dijimos al principio, esta obra es uno de los más finos productos del renacimiento murciano, pero no el único. Para ilustrarnos sirvan construcciones como la Iglesia de Santiago en Jumilla, cuya reforma llevó a cabo el mismo Jerónimo Quijano; o la Colegiata de San Patricio en Lorca, construida en 1452 por la victoria sobre los granadinos en la batalla de Los Alporchones (Lorca) el día de San Patricio del mismo año.

Escudo de la familia de Junterón en el siglo XVII.

Para ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-JerónimoQuijano en Wikipedia.
-El Renacimiento murciano en regmurcia.

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