viernes, 13 de diciembre de 2013

La obra de Salzillo en el Museo de la Catedral

Francisco Salzillo (1707-1783) es reconocido en todo el país como uno de los maestros del arte barroco. Este escultor murciano, dedicado por entero a la imaginería religiosa, tuvo un amplio desarrollo artístico que coincide con el reavivamiento de la Catedral de Murcia a mediados del siglo XVIII. Esta relación, casi diseñada para prolongarse en el tiempo, nos da como resultado en la actualidad la presencia de tres de sus obras en el Museo de la Catedral. Estas se encuentran en la Capilla de San Jerónimo, descubierta durante las obras del Museo en 1966 y restaurada posteriormente, en compañía de dos cuadros de José de Vergara, pintor valenciano.

En primer lugar, tenemos el Medallón de la “Virgen de la Leche”, un trabajo de madera labrada y policromada en un soporte elíptico y con un marco dorado y tallado con cortinajes decorativos. En él aparece la Virgen María, de cara infantil, que ofrece su pecho al Niño Jesús, que a su vez juguetea con San Juan Bautista. La composición la completan una nueva y un ángel que aparecen por el fondo. Normalmente se establecen similitudes entre este diseño y el cuadro de Correggio (h.1525) que se expone en el Museo de Bellas Artes de Budapest, y se lo presupone una copia exacta de una pintura existente en la iglesia de San Juan (Murcia), de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII, mientras que la pieza de Salzillo se ubica en la década de 1740.

La segunda pieza es el Crucufijo que se encontraba en el Facisto del Coro de la Catedral, representando la clásica escena de Jesús agonizante, mirando al cielo y quejándose del abandono de su padre omnipotente. Su tenso cuerpo transmite el esfuerzo de elevarse, completando la estampa de su agonía con la boca entreabierta y los ojos angustiosos. A sus pies, aparece una calavera medio devorada por los gusanos. Ha sido blanco de multitud de elogios por su irreprochable exactitud anatómica y su cuidada policromía.

San Jerónimo Penitente, de Francisco Salzillo.
Fotografía: Museo de la Catedral.

La última de las piezas es quizás la obra cumbre del escultor murciano: su San Jerónimo Penitente, que fue trasladado a la Catedral desde el Monasterio de los Jerónimos de La Ñora, para el que fue tallado en 1755. Jerónimo está arrodillado e iniciando el movimiento de polpearse el pecho, con una piedra amenazante en la diestra y un Crucifijo en la siniestra, alarde este último de precisión por la calidad del Cristo labrado. Aparecen también muchos de los elementos típicos de sus representaciones, como la calavera, el león, el libro y el sombrero, siguiendo la tradición iconográfica del siglo XV. Sobre el impacto psicológico y emocional de esta pieza, José Sánchez Moreno escribe: “Fluyen en esta imagen humanidad y santidad; un desnudo portentoso de anatómicos detalles jamás logrados por ningún escultor, y una expresión de vida interior dificilísimas de expresar con los pinceles y casi inabordable con las guías.”

"San Jerónimo" de Palma el Joven (1544-1628).
Ejemplo de la iconografía de San Jerónimo.

Para ampliar:
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-Sánchez Moreno, J. (1944). Vida y obra de Francisco Salzillo (Una escuela de escultura en Murcia). Murcia: Editora Regional Murciana. Aquí  un fragmento. La Virgen de la Leche se encuentra en la página 147 y San Jerónimo en las páginas 151-152.
-Página del Museo Salzillo.

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