viernes, 6 de diciembre de 2013

El sarcófago romano de las Musas


La entrada de hoy nos lleva a una de las piezas más significativas del Museo de la Catedral y, de lejos, la más antigua. Pues esta pieza, hallada en 1942 en la Capilla de San Antonio de la Catedral, contaba ya con dieciséis siglos a sus espaldas. El sarcófago nos llega por su uso en el siglo XVI, concretamente por el enterramiento del doctor Alonso de Guevara en 1528, lo cual conocemos por una inscripción en un lateral del mismo.

Es su frontal, conservado en el Museo de la Catedral de Murcia el que hace especial a esta pieza por proceder de un sarcófago de época romana. A este los estudiosos lo encuadran en la abundante serie de sarcófagos itálicos adornados con escultura del siglo III d. C., en los que se evoca al difunto en un marco lleno de personajes históricos y mitológicos.

Detalle del relieve de las musas.

 El motivo central y que da su nombre al sarcófago son las musas de la mitología griega y romana que aparecen representadas en él. Estas figuras femeninas se fueron definiendo como un motivo fijo de la mitología clásica, actuando como inspiradoras de las distintas disciplinas artísticas y científicas trabajadas en Grecia y Roma. La mayoría pueden ser identificadas por sus atributos, aunque algunas están deterioradas. De izquierda a derecha tenemos a: Clío (musa de la Historia, con un papiro, aunque bastante dañada), Melpómene (de la tragedia, con una máscara trágica), Euterpe (de la música, con una flauta), Érato (de la poesía amorosa, de atributos difícilmente identificables), Talía (de la comedia, con una máscara cómica), Terpsícore (de la danza, con una lita), Urania (de la astronomía y las ciencias, con una esfera), Calíope (de la elocuencia y la poesía épica, con un stylum) y Polimnia (de los cantos e himnos sacros, sin atributos identificables).

Dibujo de un sarcófago con musas en el Museo del Louvre.

Detrás de estas, aparecen los “maestros” de la cultura antigua: Platón, Homero y Sócrates son seguros, sin embargo, las identidades de los dos restantes están sujetos a hipótesis, siendo dos posibles candidatos habitualmente aceptados Pitágoras y Hesíodo, según la teoría de García y Bellido, uno de los tantos que han estudiado esta rica iconografía. Además de las máscaras tragicomédicas sujetadas por Melpómene y Talía, hay otras tres máscaras por el suelo.

No es el de Murcia el único sarcófago romano que fue reutilizado a lo largo de siglos más recientes. Dentro de ese interés renacentista por los motivos de la Antigüedad clásica, los sarcófagos que abundaban en Italia fueron una de las fuentes principales para recuperar la iconografía y las técnicas de Grecia y Roma. El origen de tal costumbre suele atribuirse al escultor Nicola Pisano (1220-1278), a cuya temprana obra se atribuye ya el impulso de desligarse de influencias góticas y bizantinas, imperantes en su tiempo, para acercarse a este nuevo mundo artístico: el renacentista. Si bien hasta artistas más tardíos como Donatello no veríamos una completa asimilación del estilo clásico, Pisano se plantea como el pionero en un trato clásico de las caras y los pliegues de la ropa, usando sarcófagos romanos como referente.

Tiziano (1515-1516). "Amor sacro y amor profano", con un sarcófago romano.

Para ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-Noguera Celdrán, J. M. (1993). “Algunas consideraciones sobre el sarcófago con musas y pensadores del Museo de la Catedral de Murcia” en IMAFRONTE, 8-9, 293-311.
-Nicola Pisano en artehistoria.
-http://www.descubriendomurcia.com/el-sarcofago-romano-de-gil-rodriguez-de-junteron/

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