domingo, 22 de diciembre de 2013

El Cardenal Belluga

Uno de los personajes más conocidos de la Historia moderna de Murcia es el Cardenal Luis Antonio de Belluga y Moncada, figura eclesiástica y política de primer orden muy relacionado con la Catedral de Murcia y su impulso en el siglo XVIII.

Nacido en Motril en 1662, quedaría pronto huérfanos y al cuidado de sus dos hermanas. Desde esta situación, empezaría su instrucción eclesiástica, desempeñando cargos en las catedrales de Murcia, Zamora y Granada. Su ascenso y consolidación en el mundo político se debió a su apoyo al bando borbónico en la Guerra de Sucesión, lo que le valdría la designación como obispo de Cartagena en 1705 y Virrey de Murcia y Valencia en 1706.


Árbol genealógico del Cardenal Belluga.

Desde esta posición de poder, el Cardenal Belluga ejerció una enorme labor de impulso en la ciudad de Murcia y toda su comarca:
“Impulsó la colonización de nuevas tierras, la fundación de núcleos de población, como las reales villas de San Felipe Neri, San Fulgencio y Nuestra Señora de los Dolores, dándoles término municipal, feligresía y otros privilegios que no prescriben. La mejora notable de los colegios, la creación del Seminario de Teólogos, el saneamiento de pantanos, la construcción de casas-hospicio y hospitales y otros tantos proyectos evangelizadores.”  Fuente.

Plaza del Cardenal Belluga.

Un ejemplo de su apuesta por Murcia es que renunciaría al cargo de Virrey que Felipe V le había otorgado por oposición a la medida de trasladar la capitalidad del virreinato desde Valencia a Orihuela. ¿Por qué? Porque esto fortalecía fuertemente a un enclave político y cultural tal como es Orihuela, demasiado cerca de Murcia y que podía llegar a hacer sombra a los proyectos que el Cardenal tenía para esta última. Tras este desacuerdo, su carrera fue proyectándose sucesivamente hacia el Vaticano. Sería nombrado Cardenal en 1719 por Clemente XI, y abandonaría el Obispado de Cartagena en 1724, trasladándose a Roma, donde murió en 1743 con 80 años.


Retrato anónimo del Cardenal Belluga.

viernes, 13 de diciembre de 2013

La obra de Salzillo en el Museo de la Catedral

Francisco Salzillo (1707-1783) es reconocido en todo el país como uno de los maestros del arte barroco. Este escultor murciano, dedicado por entero a la imaginería religiosa, tuvo un amplio desarrollo artístico que coincide con el reavivamiento de la Catedral de Murcia a mediados del siglo XVIII. Esta relación, casi diseñada para prolongarse en el tiempo, nos da como resultado en la actualidad la presencia de tres de sus obras en el Museo de la Catedral. Estas se encuentran en la Capilla de San Jerónimo, descubierta durante las obras del Museo en 1966 y restaurada posteriormente, en compañía de dos cuadros de José de Vergara, pintor valenciano.

En primer lugar, tenemos el Medallón de la “Virgen de la Leche”, un trabajo de madera labrada y policromada en un soporte elíptico y con un marco dorado y tallado con cortinajes decorativos. En él aparece la Virgen María, de cara infantil, que ofrece su pecho al Niño Jesús, que a su vez juguetea con San Juan Bautista. La composición la completan una nueva y un ángel que aparecen por el fondo. Normalmente se establecen similitudes entre este diseño y el cuadro de Correggio (h.1525) que se expone en el Museo de Bellas Artes de Budapest, y se lo presupone una copia exacta de una pintura existente en la iglesia de San Juan (Murcia), de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII, mientras que la pieza de Salzillo se ubica en la década de 1740.

La segunda pieza es el Crucufijo que se encontraba en el Facisto del Coro de la Catedral, representando la clásica escena de Jesús agonizante, mirando al cielo y quejándose del abandono de su padre omnipotente. Su tenso cuerpo transmite el esfuerzo de elevarse, completando la estampa de su agonía con la boca entreabierta y los ojos angustiosos. A sus pies, aparece una calavera medio devorada por los gusanos. Ha sido blanco de multitud de elogios por su irreprochable exactitud anatómica y su cuidada policromía.

San Jerónimo Penitente, de Francisco Salzillo.
Fotografía: Museo de la Catedral.

La última de las piezas es quizás la obra cumbre del escultor murciano: su San Jerónimo Penitente, que fue trasladado a la Catedral desde el Monasterio de los Jerónimos de La Ñora, para el que fue tallado en 1755. Jerónimo está arrodillado e iniciando el movimiento de polpearse el pecho, con una piedra amenazante en la diestra y un Crucifijo en la siniestra, alarde este último de precisión por la calidad del Cristo labrado. Aparecen también muchos de los elementos típicos de sus representaciones, como la calavera, el león, el libro y el sombrero, siguiendo la tradición iconográfica del siglo XV. Sobre el impacto psicológico y emocional de esta pieza, José Sánchez Moreno escribe: “Fluyen en esta imagen humanidad y santidad; un desnudo portentoso de anatómicos detalles jamás logrados por ningún escultor, y una expresión de vida interior dificilísimas de expresar con los pinceles y casi inabordable con las guías.”

"San Jerónimo" de Palma el Joven (1544-1628).
Ejemplo de la iconografía de San Jerónimo.

Para ampliar:
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-Sánchez Moreno, J. (1944). Vida y obra de Francisco Salzillo (Una escuela de escultura en Murcia). Murcia: Editora Regional Murciana. Aquí  un fragmento. La Virgen de la Leche se encuentra en la página 147 y San Jerónimo en las páginas 151-152.
-Página del Museo Salzillo.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Breve Historia de la Catedral y su Museo

Imafronte de la Catedral de Murcia.
Fotografía: Andrea Gómez.

En 1243, en pleno proceso de convulsión tras la disolución del Imperio Almohade en la península Ibérica, el emir de la Taifa de Murcia Ibn Hud firmaba su capitulación. El Reino de Murcia, motivo de querellas fronterizas entre las Coronas de Aragón y Castilla, pasaba a los dominios de la segunda, en los tiempos de expansión de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio. Pronto se restablecería la Diócesis de Cartagena, pasando la sede de la misma a la ciudad de Murcia en 1291, por el temor a los ataques piratas en la costa. Ya desde entonces se producen varios tanteos de reconstrucción de la Mezquita Mayor de época andalusí, iniciando las obras en 1394 gracias al patrocinio del obispo Fernando de la Pedrosa. 

Tras un irregular proceso de construcción, la Catedral se encontraba abierta al público en 1455, siendo consagrada en 1467.

La fachada original, del siglo XVI, de la que muy poco sabemos, fue desechada en el siglo XVIII por la debilidad de su cimentación. Esto supuso que, con la financiación de la Casa Real, el Cabildo, el Obispado y el propio Cardenal Belluga, se erigió entre 1737 y 1754 la fachada actual. El vasto imafronte barroco que seguimos contemplando en la actualidad constituyó un elemento diferenciador y símbolo de los nuevos tiempos en el Reino de Murcia, manteniéndose intacto hasta la actualidad con pequeñas modificaciones en los elementos que la coronan, pero siendo sustancialmente el mismo. Ya por entonces estaban terminadas las otras dos puertas principales: la Puerta de Los Apóstoles es fechables en 1466 y la de Las Cadenas hacia 1512-1515 –aunque está muy alterada por las obras de finales del siglo XVIII-.

La Torre es el otro gran cuerpo arquitectónico de la Catedral, y sin duda uno de los puntos de referencia en el cielo de la capital murciana. Donde en el siglo XIII existía una pequeña capilla, se levantó una pequeña torre que sería demolida a su vez en 1519, cuando se inicia el proyecto de la nueva torre. El proceso, con altibajos, se prolongó hasta 1563, momento en el que estaban construidos ya los dos primeros cuerpos. El proyecto se retomaría en 1754, con la prosperidad económica de Murcia –al igual que el imafronte-, incorporando paulatinamente tres cuerpos más alcanzando una altura total de 90 metros, renunciando a la altura mayor del plan original.

El episodio más reciente de la modificación de la Catedral es el que institucionalmente nos puede parecer de los más interesantes: el Museo de la Catedral de Murcia fue inaugurado en 1956 por impulso del obispo Miguel de los Santos, convirtiéndose desde entonces en uno de los focos principales de la cultura y el arte murcianos. Tras su remodelación y ampliación en 2007 cuenta con una superficie aproximada de unos 1.000m2, renovando su función de aglutinador cultural por su excelente labor de difusión en los últimos años y que continua hasta hoy día.

Museo de la Catedral de Murcia.
Fotografía: Antonio Abellán.

Para ampliar:
-Fernández Molina, F. (2008). Visita a la catedral de Murcia. Murcia: Cabildo de la Catedral de Murcia.
-VV. AA. (2002). Huellas: Catedral de Murcia. Exposición 2002, 23 de enero – 22 de julio. Murcia: Caja de Ahorros de Murcia.
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-Catedral de Murcia en wikipedia.

-Museo de la Catedral en murciaturistica.

Fin de semana del arte solidario

Con motivo de las fechas tan señaladas que se avecinan, y en sinfonía con el estado actual de la Región y su población, el Museo de la Catedral de Murcia realiza este sábado y domingo (14 y 15) una actividad especial. La entrada de los visitantes se destinará a financiar un 1 kg o 1 l de alimentos no perecederos por persona, que serán destinados a la fundación Cáritas.

Si estabais esperando a una ocasión especial para visitar el Museo, no dejéis pasar la oportunidad de colaborar este fin de semana con todos aquellos que lo necesitan.

¡Nos vemos!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Conferencia: "Tota Pulchra. Francisco Salzillo y las imágenes de la Inmaculada Concepción"

Esta tarde tendrá lugar en el Museo de la Catedral de Murcia la conferencia mensual organizada por el mismo. Debido a la designación de la Inmaculada Concepción de Francisco Salzillo como pieza del mes de diciembre, la conferencia se desarrollará sobre ese tema a cargo de la especialista Dª María Teresa Marín. Esta profesional, a la que podéis encontrar en Twitter, desempeña actualmente una labor cultural como Directora del Museo Salzillo de Murcia y como diputada del Grupo Popular en la Asamblea Regional. Su labor investigadora se ha desenvuelto sobre todo en los campos de la museografía y la Historia del Arte, con cantidad de trabajos fácilmente accesibles.


Aprovechad la oportunidad. ¡Nos vemos por el Museo, la Catedral y Murcia!

sábado, 7 de diciembre de 2013

"Paseos por la Historia" para los más pequeños.

Ya tenéis en la sección de Material Didáctica y Docente el primero de los tres capítulos de "Paseos por la Historia", un recorrido en el que las máscaras del Sarcófago de las Musas nos contarán la historia de la ciudad de Murcia, su Catedral y su Museo. ¡Estad atentos a las nuevas entregas!


"Los comienzos de Murcia"

"La construcción de la Catedral"

"La creación del Museo de la Catedral"

Puedes seguir aprendiendo con las musas con esta sopa de letras. Extraído de regmurcia.com.

viernes, 6 de diciembre de 2013

El sarcófago romano de las Musas


La entrada de hoy nos lleva a una de las piezas más significativas del Museo de la Catedral y, de lejos, la más antigua. Pues esta pieza, hallada en 1942 en la Capilla de San Antonio de la Catedral, contaba ya con dieciséis siglos a sus espaldas. El sarcófago nos llega por su uso en el siglo XVI, concretamente por el enterramiento del doctor Alonso de Guevara en 1528, lo cual conocemos por una inscripción en un lateral del mismo.

Es su frontal, conservado en el Museo de la Catedral de Murcia el que hace especial a esta pieza por proceder de un sarcófago de época romana. A este los estudiosos lo encuadran en la abundante serie de sarcófagos itálicos adornados con escultura del siglo III d. C., en los que se evoca al difunto en un marco lleno de personajes históricos y mitológicos.

Detalle del relieve de las musas.

 El motivo central y que da su nombre al sarcófago son las musas de la mitología griega y romana que aparecen representadas en él. Estas figuras femeninas se fueron definiendo como un motivo fijo de la mitología clásica, actuando como inspiradoras de las distintas disciplinas artísticas y científicas trabajadas en Grecia y Roma. La mayoría pueden ser identificadas por sus atributos, aunque algunas están deterioradas. De izquierda a derecha tenemos a: Clío (musa de la Historia, con un papiro, aunque bastante dañada), Melpómene (de la tragedia, con una máscara trágica), Euterpe (de la música, con una flauta), Érato (de la poesía amorosa, de atributos difícilmente identificables), Talía (de la comedia, con una máscara cómica), Terpsícore (de la danza, con una lita), Urania (de la astronomía y las ciencias, con una esfera), Calíope (de la elocuencia y la poesía épica, con un stylum) y Polimnia (de los cantos e himnos sacros, sin atributos identificables).

Dibujo de un sarcófago con musas en el Museo del Louvre.

Detrás de estas, aparecen los “maestros” de la cultura antigua: Platón, Homero y Sócrates son seguros, sin embargo, las identidades de los dos restantes están sujetos a hipótesis, siendo dos posibles candidatos habitualmente aceptados Pitágoras y Hesíodo, según la teoría de García y Bellido, uno de los tantos que han estudiado esta rica iconografía. Además de las máscaras tragicomédicas sujetadas por Melpómene y Talía, hay otras tres máscaras por el suelo.

No es el de Murcia el único sarcófago romano que fue reutilizado a lo largo de siglos más recientes. Dentro de ese interés renacentista por los motivos de la Antigüedad clásica, los sarcófagos que abundaban en Italia fueron una de las fuentes principales para recuperar la iconografía y las técnicas de Grecia y Roma. El origen de tal costumbre suele atribuirse al escultor Nicola Pisano (1220-1278), a cuya temprana obra se atribuye ya el impulso de desligarse de influencias góticas y bizantinas, imperantes en su tiempo, para acercarse a este nuevo mundo artístico: el renacentista. Si bien hasta artistas más tardíos como Donatello no veríamos una completa asimilación del estilo clásico, Pisano se plantea como el pionero en un trato clásico de las caras y los pliegues de la ropa, usando sarcófagos romanos como referente.

Tiziano (1515-1516). "Amor sacro y amor profano", con un sarcófago romano.

Para ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-Noguera Celdrán, J. M. (1993). “Algunas consideraciones sobre el sarcófago con musas y pensadores del Museo de la Catedral de Murcia” en IMAFRONTE, 8-9, 293-311.
-Nicola Pisano en artehistoria.
-http://www.descubriendomurcia.com/el-sarcofago-romano-de-gil-rodriguez-de-junteron/

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Capilla de los Junterones

La Capilla de los Junterones desde el exterior, en 1955.

Este mes de diciembre, el Museo de la Catedral oferta sus visitas temáticas de los sábados en torno a la Capilla de los Junterones de la Catedral, uno de los símbolos del Renacimiento murciano, que se podrá visitar concertando cita previamente.

El dueño de tal construcción fue el religioso del siglo XVI, Rodríguez Gil de Junterón. Este combinaba sus cargos en el Reino de Murcia (como el de Arcediano de Lorca) con su desempeño a las órdenes del papa Julio II como Protonotario Apostólico, un alto cargo entre los prelados de la Curia. Es esta una época de gran desarrollo artístico en las brillantes ciudades italianas, prueba de ello es que este papa “guerrero” (apodado así por sus conflictos con los Borgia) impulsó las nuevas obras de la Basílica de San Pedro y fue el mecenas de artistas tales como Miguel Ángel Buonarroti (encargado del proyecto de San Pedro) y Rafael Sanzio, siendo este último autor del retrato del papa que puede verse junto a estas líneas.

Junterón solicitaría en 1525 el permiso al Cabildo para construir su capilla en un solar anexo a la catedral, de su propiedad, creando un cuerpo diferenciado pero adyacente a esta. Sobre la autoría del proyecto se manejan varias hipótesis, algunas de las cuales pasan por una influencia romana en sus planos. Sin embargo, la opción más plausible parece ser la de que lo realizó el arquitecto y escultor Jerónimo Quijano. Este tomaría en 1526 el cargo de Gran de Obras de la Catedral, por lo que a su desempeño de casi cuatro décadas se le debe la sacristía de la misma y el segundo cuerpo de la torre.

La misma entrada de la Capilla desde el interior anuncia ya el nivel arquitectónico y escultórico al que se trabaja: recibe al visitante un arco del triunfo soportado sobre capiteles jónicos, en cuya clave se encuentra el escudo de armas del papa Julio II y, a ambos lados, el de la familia de Junterón. Si se levanta la vista del suelo tras leer el mensaje grabado “Aquí viene a parar la vida”, se verá una construcción articulada en dos cuerpos, el primero de los cuales es un espacio cuadrangular cubierto por dos cúpulas. La segunda instancia, que ejerce como presbiterio, ha sido muy estudiada y reconocida por el especial estilo de su bóveda, atribuida como el conjunto a Jerónimo Quijano.

Entre la profusa ornamentación de la capilla, pueden destacarse algunos alardes de técnica escultórica, como el retablo que, enmarcado en dos arcos de medio punto, presenta multitud de motivos labrados: mascarones, escudos, bustos, armaduras, etc, que alejan el horror vacui. Otras obras interesantes son el relieve de la Natividad (sus ángeles y pastores en adoración son atribuidos también al propio Quijano) o el conjunto de estatuas de Isaías, San Juan Bautista y las Sibilas entre fustes (con unas estrías helicoidales de inspiración italiana) esculpido por Pedro del Monte en 1592.

Bóveda de la Capilla, con los retablos ornamentados.

Como ya dijimos al principio, esta obra es uno de los más finos productos del renacimiento murciano, pero no el único. Para ilustrarnos sirvan construcciones como la Iglesia de Santiago en Jumilla, cuya reforma llevó a cabo el mismo Jerónimo Quijano; o la Colegiata de San Patricio en Lorca, construida en 1452 por la victoria sobre los granadinos en la batalla de Los Alporchones (Lorca) el día de San Patricio del mismo año.

Escudo de la familia de Junterón en el siglo XVII.

Para ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia: Sucesores de Nogués.
-JerónimoQuijano en Wikipedia.
-El Renacimiento murciano en regmurcia.