La Capilla de los Junterones desde el exterior, en 1955.
Este
mes de diciembre, el Museo de la Catedral oferta sus visitas temáticas de los sábados en torno a la Capilla de los
Junterones de la Catedral, uno de los símbolos del Renacimiento murciano, que
se podrá visitar concertando cita previamente.
El
dueño de tal construcción fue el religioso del siglo XVI, Rodríguez Gil de
Junterón. Este combinaba sus cargos en el Reino de Murcia (como el de Arcediano
de Lorca) con su desempeño a las órdenes del papa Julio II como Protonotario
Apostólico, un alto cargo entre los prelados de la Curia. Es esta una época de
gran desarrollo artístico en las brillantes ciudades italianas, prueba de ello
es que este papa “guerrero” (apodado así por sus conflictos con los Borgia)
impulsó las nuevas obras de la Basílica de San Pedro y fue el mecenas de
artistas tales como Miguel Ángel Buonarroti (encargado del proyecto de San
Pedro) y Rafael Sanzio, siendo este último autor del retrato del papa que puede
verse junto a estas líneas.
Junterón
solicitaría en 1525 el permiso al Cabildo para construir su capilla en un solar
anexo a la catedral, de su propiedad, creando un cuerpo diferenciado pero
adyacente a esta. Sobre la autoría del proyecto se manejan varias hipótesis,
algunas de las cuales pasan por una influencia romana en sus planos. Sin
embargo, la opción más plausible parece ser la de que lo realizó el arquitecto
y escultor Jerónimo Quijano. Este tomaría en 1526 el cargo de Gran de Obras de
la Catedral, por lo que a su desempeño de casi cuatro décadas se le debe la
sacristía de la misma y el segundo cuerpo de la torre.
La
misma entrada de la Capilla desde el interior anuncia ya el nivel
arquitectónico y escultórico al que se trabaja: recibe al visitante un arco del
triunfo soportado sobre capiteles jónicos, en cuya clave se encuentra el escudo
de armas del papa Julio II y, a ambos lados, el de la familia de Junterón. Si
se levanta la vista del suelo tras leer el mensaje grabado “Aquí viene a parar
la vida”, se verá una construcción articulada en dos cuerpos, el primero de los
cuales es un espacio cuadrangular cubierto por dos cúpulas. La segunda
instancia, que ejerce como presbiterio, ha sido muy estudiada y reconocida por
el especial estilo de su bóveda, atribuida como el conjunto a Jerónimo Quijano.
Entre
la profusa ornamentación de la capilla, pueden destacarse algunos alardes de
técnica escultórica, como el retablo que, enmarcado en dos arcos de medio
punto, presenta multitud de motivos labrados: mascarones, escudos, bustos,
armaduras, etc, que alejan el horror vacui. Otras obras interesantes son el
relieve de la Natividad (sus ángeles y pastores en adoración son atribuidos
también al propio Quijano) o el conjunto de estatuas de Isaías, San Juan Bautista
y las Sibilas entre fustes (con unas estrías helicoidales de inspiración
italiana) esculpido por Pedro del Monte en 1592.
Bóveda de la Capilla, con los retablos ornamentados.
Como
ya dijimos al principio, esta obra es uno de los más finos productos del
renacimiento murciano, pero no el único. Para ilustrarnos sirvan construcciones
como la Iglesia de Santiago en Jumilla, cuya reforma llevó a cabo el mismo
Jerónimo Quijano; o la Colegiata de San Patricio en Lorca, construida en 1452
por la victoria sobre los granadinos en la batalla de Los Alporchones (Lorca) el día de San Patricio del
mismo año.
Escudo de la familia de Junterón en el siglo XVII.
Para
ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia:
Sucesores de Nogués.
-JerónimoQuijano en Wikipedia.
-El
Renacimiento murciano en regmurcia.
La Catedral es guai.
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