La
entrada de hoy nos lleva a una de las piezas más significativas del Museo de la
Catedral y, de lejos, la más antigua. Pues esta pieza, hallada en 1942 en la
Capilla de San Antonio de la Catedral, contaba ya con dieciséis siglos a sus
espaldas. El sarcófago nos llega por su uso en el siglo XVI, concretamente por
el enterramiento del doctor Alonso de Guevara en 1528, lo cual conocemos por
una inscripción en un lateral del mismo.
Es
su frontal, conservado en el Museo de la Catedral de Murcia el que hace
especial a esta pieza por proceder de un sarcófago de época romana. A este los
estudiosos lo encuadran en la abundante serie de sarcófagos itálicos adornados
con escultura del siglo III d. C., en los que se evoca al difunto en un marco
lleno de personajes históricos y mitológicos.
Detalle del relieve de las musas.
El
motivo central y que da su nombre al sarcófago son las musas de la mitología
griega y romana que aparecen representadas en él. Estas figuras femeninas se
fueron definiendo como un motivo fijo de la mitología clásica, actuando como
inspiradoras de las distintas disciplinas artísticas y científicas trabajadas
en Grecia y Roma. La mayoría pueden ser identificadas por sus atributos, aunque
algunas están deterioradas. De izquierda a derecha tenemos a: Clío (musa de la
Historia, con un papiro, aunque bastante dañada), Melpómene (de la tragedia,
con una máscara trágica), Euterpe (de la música, con una flauta), Érato (de la
poesía amorosa, de atributos difícilmente identificables), Talía (de la
comedia, con una máscara cómica), Terpsícore (de la danza, con una lita),
Urania (de la astronomía y las ciencias, con una esfera), Calíope (de la
elocuencia y la poesía épica, con un stylum)
y Polimnia (de los cantos e himnos sacros, sin atributos identificables).
Dibujo de un sarcófago con musas en el Museo del Louvre.
Detrás
de estas, aparecen los “maestros” de la cultura antigua: Platón, Homero y
Sócrates son seguros, sin embargo, las identidades de los dos restantes están
sujetos a hipótesis, siendo dos posibles candidatos habitualmente aceptados
Pitágoras y Hesíodo, según la teoría de García y Bellido, uno de los tantos que
han estudiado esta rica iconografía. Además de las máscaras tragicomédicas
sujetadas por Melpómene y Talía, hay otras tres máscaras por el suelo.
No
es el de Murcia el único sarcófago romano que fue reutilizado a lo largo de
siglos más recientes. Dentro de ese interés renacentista por los motivos de la
Antigüedad clásica, los sarcófagos que abundaban en Italia fueron una de las
fuentes principales para recuperar la iconografía y las técnicas de Grecia y
Roma. El origen de tal costumbre suele atribuirse al escultor Nicola Pisano
(1220-1278), a cuya temprana obra se atribuye ya el impulso de desligarse de
influencias góticas y bizantinas, imperantes en su tiempo, para acercarse a
este nuevo mundo artístico: el renacentista. Si bien hasta artistas más tardíos
como Donatello no veríamos una completa asimilación del estilo clásico, Pisano
se plantea como el pionero en un trato clásico de las caras y los pliegues de
la ropa, usando sarcófagos romanos como referente.
Tiziano (1515-1516). "Amor sacro y amor profano", con un sarcófago romano.
Para
ampliar:
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia:
Sucesores de Nogués.
-Noguera Celdrán, J. M. (1993). “Algunas consideraciones
sobre el sarcófago con musas y pensadores del Museo de la Catedral de Murcia” en
IMAFRONTE, 8-9, 293-311.
-Nicola Pisano en artehistoria.
-http://www.descubriendomurcia.com/el-sarcofago-romano-de-gil-rodriguez-de-junteron/
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