Imafronte de la Catedral de Murcia.
Fotografía: Andrea Gómez.
En 1243, en pleno proceso de convulsión tras la disolución
del Imperio Almohade en la península Ibérica, el emir de la Taifa de Murcia Ibn
Hud firmaba su capitulación. El Reino de Murcia, motivo de querellas fronterizas
entre las Coronas de Aragón y Castilla, pasaba a los dominios de la segunda, en
los tiempos de expansión de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio. Pronto
se restablecería la Diócesis de Cartagena, pasando la sede de la misma a la
ciudad de Murcia en 1291, por el temor a los ataques piratas en la costa. Ya
desde entonces se producen varios tanteos de reconstrucción de la Mezquita
Mayor de época andalusí, iniciando las obras en 1394 gracias al patrocinio del
obispo Fernando de la Pedrosa.
Tras un irregular proceso de construcción, la
Catedral se encontraba abierta al público en 1455, siendo consagrada en 1467.
La
fachada original, del siglo XVI, de la que muy poco sabemos, fue desechada en
el siglo XVIII por la debilidad de su cimentación. Esto supuso que, con la
financiación de la Casa Real, el Cabildo, el Obispado y el propio Cardenal
Belluga, se erigió entre 1737 y 1754 la fachada actual. El vasto imafronte
barroco que seguimos contemplando en la actualidad constituyó un elemento
diferenciador y símbolo de los nuevos tiempos en el Reino de Murcia,
manteniéndose intacto hasta la actualidad con pequeñas modificaciones en los
elementos que la coronan, pero siendo sustancialmente el mismo. Ya por entonces
estaban terminadas las otras dos puertas principales: la Puerta de Los
Apóstoles es fechables en 1466 y la de Las Cadenas hacia 1512-1515 –aunque está
muy alterada por las obras de finales del siglo XVIII-.
La Torre es el otro gran cuerpo arquitectónico de la
Catedral, y sin duda uno de los puntos de referencia en el cielo de la capital
murciana. Donde en el siglo XIII existía una pequeña capilla, se levantó una
pequeña torre que sería demolida a su vez en 1519, cuando se inicia el proyecto
de la nueva torre. El proceso, con altibajos, se prolongó hasta 1563, momento
en el que estaban construidos ya los dos primeros cuerpos. El proyecto se
retomaría en 1754, con la prosperidad económica de Murcia –al igual que el
imafronte-, incorporando paulatinamente tres cuerpos más alcanzando una altura
total de 90 metros, renunciando a la altura mayor del plan original.
El
episodio más reciente de la modificación de la Catedral es el que
institucionalmente nos puede parecer de los más interesantes: el Museo de la
Catedral de Murcia fue inaugurado en 1956 por impulso del obispo Miguel de los
Santos, convirtiéndose desde entonces en uno de los focos principales de la
cultura y el arte murcianos. Tras su remodelación y ampliación en 2007 cuenta
con una superficie aproximada de unos 1.000m2, renovando su función
de aglutinador cultural por su excelente labor de difusión en los últimos años
y que continua hasta hoy día.
Museo de la Catedral de Murcia.
Fotografía: Antonio Abellán.
Para ampliar:
-Fernández Molina, F. (2008). Visita a la catedral de Murcia. Murcia: Cabildo de la Catedral de
Murcia.
-VV. AA. (2002). Huellas:
Catedral de Murcia. Exposición 2002, 23 de enero – 22 de julio. Murcia:
Caja de Ahorros de Murcia.
-Morales Marín, J. L. (1986). La Catedral de Murcia. Madrid: Everest.
-Roldán Prieto, A. (1973). Guía histórico-artística de la Catedral y su museo. Murcia:
Sucesores de Nogués.
-Catedral de Murcia en wikipedia.
-Museo de la Catedral en murciaturistica.
Consigues hacer la Historia divertida y amena. Gran trabajo.
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