TIC.
TAC. TIC. TAC.
No es el
sonido de las manecillas de un reloj en una biblioteca silenciosa, sino las
señales del atronador sonido de Internet. Que la red ha acercado la cultura y
sus opuestos a todo aquel que ha querido hacer uso de ella no se le escapa a
nadie, pero pocos de estos usuarios, electores del conocimiento gracias a la
democratización de la cultura, conocerán el término "TIC". Con este acrónimo
se conoce a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, cuya
definición más ortodoxa es la de “herramientas teórico-conceptuales para
procesar, almacenar y presentar información”. Estas y su aplicación específica
en la educación –las TAC, Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento- no son
sino el mejor vehículo de comunicación entre el mundo del patrimonio y sus
usuarios.
Las
nuevas tecnologías han significado profundos cambios en la educación, las
relaciones inter-personales y la creación del conocimiento. Sin embargo, es la
misma red la que permite publicar un artículo ininteligible para el común de la
población y una entrada de blog que, versando sobre el mismo tema, pueda llegar
a un público sin ninguna característica concreta. En el caso del patrimonio
histórico y cultural, las TIC tienen una relevancia especial, como cauce de
difusión de unos trabajos que cada vez más frecuentemente se abstraen de la
realidad.
Gráfico sobre la extensión media de las tesis por ramas. Pincha para ampliar.
El
gráfico anterior es fruto de un estudio de la Universidad de Minnesota , que clasifica las ramas del
conocimiento según la extensión frecuente de las tesis sobre el tema. Como se
puede apreciar, Historia y Antropología coronan este ranking. Esto tiene una
interpretación muy clara: que la especialización académica de las disciplinas
eleva cada vez más el muro que separa al mundo investigador del público común.
Las nuevas tecnologías y su capacidad de difusión deberían suponer puertas y
ventanas en este muro, con las que, sin renunciar a la calidad académica, se
realice una producción intelectual alternativa pero de calidad, accesible para
el público interesado.
En este
caso, el proyecto mismo del blog está destinado a abrir una ventana del Museo
de la Catedral de Murcia hacia el mundo, por la que quepan nativos e
inmigrantes digitales. Socialwin, una herramienta de análisis sobre presencia
mediática en Internet , publicó recientemente un estudio hecho con diez museos españoles de gran repercusión , tales como el Museo del
Prado, el Reina Sofía o el Guggheheim. Según este, a pesar de que gran parte de
las instituciones culturales tienen perfiles en facebook y twitter, muchas
veces el volumen de “seguidores” es solo producto de un momento concreto de la
fluctuación. En otras palabras, que se produce un constante balanceo de cifras
entre los nuevos seguidores y aquellos que abandonan las páginas. Los bajos “índices
de fidelidad” dan a entender que los museos españoles no se comunican de forma
eficaz o atractiva con su público. Sin embargo, tanto las malas estrategias
como la falta de estas son un error que puede subsanarse. Inauguramos el blog.
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